jueves, 13 de mayo de 2010

Fernando Moreno Almeida, la novela Escape y otras obras

Fernando Moreno Almeida, ecuatoriano, nacido el 20 de diciembre de 1953, ha sido un hombre positivo que se crió sin padre y tuvo que alternar el estudio con el trabajo desde los quince años de edad. Actualmente es abogado y se ha desempeñado de Juez en la ciudad de Ibarra por más de dos décadas.

La novela Escape constituye una hermosa y rebelde historia de amor juvenil escrita por un muchachito. Fernando Moreno Almeida tiene diecinueve años a la fecha de su creación y se han publicado dos ediciones una en 1974 en una imprenta de barrio cuyas copias resultaron inadecuadas, en parte porque se sobreimprimieron folios y se repuso textos sin la revisión del autor; y, ligeramente revisado el texto original en la segunda edición del 2005 que se hizo el registro de autor, donde se añadió una advertencia.

Escape se inspira en hechos acaecidos en Ibarra, pequeña ciudad del interior, y la provincia de Imbabura, región montañosa del Ecuador, América del Sur; a eso de los años sesenta, como fue la construcción del autódromo del lago de Yahuarcocha ( El Girón en la novela), pero, de una manera rebelde, propia del adolescente que la escribió y que toma la realidad a su antojo, es por ello que hizo bien en situar los hechos narrados en un mundo paralelo (La ciudad ) y cambiar los nombres, para no ofender posibles realidades históricas.

Es una novela fruto de la edad juvenil, la adolescencia, diecinueve años, está fechada en agosto de 1973. Nos relata Fernando que para escribir Escape se preparó leyendo muchos libros, en especial novelas clásicas, y considera que el estilo usado tiene influencia de Henry Heine, Vargas llosa y Antonio Daudet.

En la obra se aborda entre otros asuntos locales de los sesenta: la falta de vía a San Lorenzo, extensa y rica zona que va hacia el mar (Zona Dorada); las festividades de Cotacachi, pequeña ciudad andina, donde existen cerca numerosas comunidades indígenas ( pueblo José), y alguna actividad en el valle del Chota, sector cálido seco donde viven afro americanos. Lo que se narra ocurrió en la realidad aunque aisladamente. Eran asuntos diversos como el accidente automotriz de la ciudad de Cotacachi donde fallecieron algunos jóvenes, las carreras y muerte de espectadores en el autódromo de Yahuarcocha, los amores juveniles, la fuga de una joven pareja, las actividades estudiantiles. Se hace patente el abandono y postración de una urbe relegada, Ibarra, que ni siquiera contaba con un coliseo cerrado digno. Se describe la falta de empleo, de fuentes de trabajo productivo, el saneamiento ambiental y tantos otros aspectos de índole estructural y moral que existieron. La novela no es autobiográfica pero hilvana asuntos diversos y propios.

Hasta el problema de la contaminación en la red de agua potable ya se describe en esta novela treinta años antes de que se haya hecho público el asunto en Ibarra. Los datos estadísticos sobre los parásitos fueron tomados del Instituto Izquieta Pérez y son reales.

Las locaciones fueron y son reconocibles.

Los protagonistas son jovencitos de ambos sexos de catorce a veinticuatro años de edad. En el primer capítulo Wilson y Jimena se acercan a los quince años, y al momento de la fuga bordean los dieciocho.

El subdesarrollo, la falta de trabajo y la mediocridad hacen que los protagonistas deriven en la fuga, camino que más tarde lo tomarían miles de ecuatorianos, por lo que esta obra de alguna manera explica el proceso migratorio.

Comentario por Julia Blanco

Julia M. Blanco, Directora de Operaciones del Circulo Iberoamericano de la Universidad de Columbia, manifestó entre otras cosas en Nueva York, el domingo 28 de septiembre de 1975, en el Foreign Student Center de dicha universidad en el acto de evaluación de tres novelas ecuatorianas, en la parte relacionada a la obra ESCAPE de Fernando Moreno Almeida:

“El estilo de Fernando Moreno Almeida es el de un joven que escribe sobre jóvenes y para jóvenes. Surge de su técnica, que se aparta de lo tradicional. Toma los elementos literarios a su antojo, como hombre de su ciclo vital, que quiere innovar, que se apresta a desechar lo establecido, que emplea propias concepciones de cómo deben hacerse las cosas y decirlas. Despierta el afán de leer, con curiosidad, con sorpresa, con asombro, todo ello con una especia de satisfacción del lector de que está asistiendo al espectáculo que ofrece un conjunto de almas, ambiente, circunstancias, capaces de determinar el rumbo de algunas existencias, como la de los jóvenes que protagonizan los sucesos que ellos constituyen en su forma habitual de existir. Arbitrario puede ser el modo literario de Moreno Almeida, pero es potente, de fuerza dinámica, de estilo propio en extremo.

El escape es una actitud tendida en dos direcciones. Una, señalando la inercia de la sociedad, pero, en la que su juventud sabe asociarse a las turbulencias del día entregándose a las drogas, además de su afición al alcohol, generalizada diversión de adultos. En los colegios es despectiva por el morboso empeño de no someterse a disciplina alguna. La otra dirección es la que le hace escapar en busca de un clima más apropiado a sus necesidades mentales.

“Es una novela valiente. Critica enfáticamente a miles de gentes que le han inspirado. Obra de juventud para la Juventud.”

Otras obras de Moreno Almeida:


A la luz del Tao

Esta obra recopila los escritos filosóficos a la fecha de su publicación, febrero del 2006, tiene enfoques variados donde hay una sección dedicada al Cristianismo que recoge lo mejor de esta doctrina y se orienta al lector para un mejor desempeño en el mundo.

La influencia de Lao Tse, Gandy y el hinduismo es evidente, y algunos artículos citan párrafos del Gita y del Tao Te Ching que se sazonan y comentan sobre diversos asuntos del acontecer humano.

La obra filosófica de Moreno tiende a buscar la armonía y la paz y compendia la sabiduría de muchos lugares de la Tierra.

Homenaje al Viejo Maestro, Lao Tse

Artesanos de la Pluma ha sacado una edición del librito “Homenaje al Viejo Maestro, Lao Tse” en enero del 2010.

En busca de la equidad

http://www.monografias.com/trabajos86/busca-equidad/busca-equidad.shtml




El Taoísmo visto por un juez


Como juez he derivado al taoísmo por el afán de encontrar el punto de equilibrio. Esta corriente filosófica tiene un contenido religioso, pero sano, casi light, universal.

Frente al sectarismo, cabe preguntarse: ¿hay una religión espontanea y universal? La respuesta es el Taoísmo.

Se dice que el taoísmo es una tradición china que tiene cinco mil años de antigüedad. Místicos chinos siguiendo el sentido de los antiguos chamanes ya rendían culto al punto de equilibrio eterno que Lao Tse denomina Tao.

El Tao era algo oculto y desconocido para las masas. Los sabios y místicos no lo explicaban. Fue el filósofo chino Li Tan, un archivero real, quien habría de dejar al mundo el texto básico de taoísmo, el libro Tao Te Ching. Pero Li Tan no tuvo intención de escribir este texto, cuando sintió el llamado del misticismo en edad madura, se retiró a los confines del reino y fue el guardia fronterizo Yin Si quien lo descubrió y rogó deje un recuerdo de su paso por el sector. De no haber sido por Yin Si, Li Tan conocido luego como Lao Tse, Viejo Maestro, no habría dado este regalo.

El Tao Te Ching es sencillo y profundo, demuestra la existencia de una religión cósmica. Más allá del sectarismo.

Hay un Cielo, una Tierra, un Universo. Siguen el sentido del Tao. El Tao a falta de nombre dice el Maestro puede llamársele Grande. Es el Espíritu Rector del Universo, su lógica confluye en el punto de equilibrio eterno.

El Tao se rinde a las leyes de la armonía. La armonía confluye en el punto medio que a todos contenta. Cuando todas las partes están escuchadas y reina la equidad hay armonía, si hay armonía el Tao encuentra su trono.

Es una lógica simple pero temible. Porque el Tao también observa. Dice el Maestro que quien va en contra del Tao encuentra su fin próximo. Alterar las leyes de la armonía hace que el Tao se mueva y en su desplazamiento arrase con buenos y malos, y en especial con quienes han alterado las reglas de la armonía.

Para arribar al Tao hay que comprender al Maestro en cuanto que existe un punto de confluencia de fuerzas, que hay un yin y un yang contrapuestos. Que hay fuerzas que pugnan, y de su complemento y medida correcta deriva el Tao.

Para servir al Tao se debe proceder como tensar un arco, lo que está arriba baja, lo que está abajo, sube. O como trasladar un recipiente, si está muy lleno, achicar; si está vacío, llenar a la medida correcta.

Es la equidad, si hay demasía en los bienes, compartirlos, si faltan elaborarlos. Si la sociedad es muy elitista, apertura. Si es muy generalizada, elevar el conocimiento. Regular los excesos, llenar los vacios, procurar la equidad. Estos son preceptos universales y pueden ser asimilados por todas las culturas.

Según el Maestro no es necesario el magisterio, los que estén a punto despertarán al Tao. Es decir el Tao es un estado de conciencia cósmica, es un estado de ánimo positivo que busca el bienestar y la armonía de los semejantes.

Pero buscar la armonía y el bienestar de los semejantes no es fácil. Las fuerzas contrapuestas del yin y el yang, tiene lógicas distintas, a veces los actos de los hombres y aún de las sociedades van por el camino de la destrucción y el castigo, entonces el taoísta no puede interferir.

Si hay un proceso de retaliación, de devastación, que se opera por el movimiento del Tao, el sabio no puede interferir. Aceptar con resignación los procesos negativos es una característica del sabio.

Aquí estamos llamando sabio al taoísta, porque la sabiduría es la meta del taoísmo. El Maestro busca la sabiduría. Esta sabiduría consiste en entender el trabajo de las fuerzas cósmicas e interactuar con ellas.

El Maestro enseña que el sabio es el cuarto poder de la naturaleza. Esta es la clave de la religión cósmica. El sabio que nace al punto de equilibrio eterno, que interactúa con las fuerzas del yin y del yang es el cuarto poder de la naturaleza.

Esto es un valor universal. Tanto el sabio cristiano, el judío, el musulmán, el hindú, el tribal, el citadino, el pueblerino, que ha nacido al sentido de la equidad y la armonía obedece a la misma lógica del taoísta. El sabio es un valor universal.

En todo caso el taoísmo facilita al hombre sabio la liberación de información irrelevante, lo libra de la ilusión.

El sabio para alcanzar el cuarto estado debe librarse de la ilusión. ¿Cómo alcanzar esto?

Enseña el Maestro que para alcanzar la erudición cada día se aprende más, para alcanzar el Tao cada día se pierde más. Esta pérdida consiste en depurar y eliminar la ilusión.

Somos seres que acumulamos información, que estamos llenos de mitos y creencias imposibles. Es necesario empezar por ser realistas y aceptar el mundo tal como es. Es necesario hacer una introspección diaria y esperar la iluminación. Es necesario renunciar a lo complicado, a lo improbable, a lo absurdo.

Un proceso de vacio progresivo ha de ser el camino a la sabiduría eterna, al cuarto poder.

Entonces veremos las cosas claras y entenderemos la religión cósmica, la religión eterna, podremos interactuar con el yin y el yang, nos sumergiremos en el Tao.

El Tao nos guiará, seremos útiles abriendo y cerrando las puertas del Cielo, tutelando las labores de los seres, entendiendo las necesidades de la madre Tierra.

Si hay una religión eterna, arribar a ella nos hace entender el trabajo interior de las personas, nos hace útiles.