Sigo al Maestro Lao Tse y su
libro Tao Te Ching me parece muy claro.
He escrito comentarios sobre sus pensamientos. Uno de ellos muy simple: “El que sabe no
habla, el que habla no sabe” Esto lo
explico con la existencia del efecto de Edipo.
Cuenta la historia trágica que los reyes de una poderosa comarca, padres
de Edipo, consultaron el oráculo al nacimiento de éste. La pitonisa habló y señaló el destino del
niño: matará a su padre y se casará con su madre. Los padres de Edipo para evitar el destino
trataron de desaparecer al niño pero el ejecutor de la orden no tuvo valor para
matarlo y casualmente pasó una doncella por el camino a la que regaló el
niño. La doncella resultó ser la nueva
reina de país vecino que no tuvo hijos y que crió Edipo como hijo suyo. Edipo llegó a ser rey del país rival de sus
padres biológicos y muchacho impetuoso se fue a la guerra, mató a su padre
biológico y de acuerdo a las leyes del reino desposó a la viuda, su madre
biológica. Es decir se produjo el
efecto de Edipo, la vidente al hacer extensiva, al hablar, disparó los
mecanismos para que se haga realidad la profecía. Esto es el problema de quienes a veces el Espíritu
Supremo nos permite ver el destino, si hablamos podemos desatar el efecto de
Edipo, si callamos la misericordia divina puede hacer que solo sea una tonta
visión.
sábado, 23 de febrero de 2013
jueves, 14 de febrero de 2013
La sabiduría de Lao Tse
Para entender a Lao Tse
se debe haber ocupado un cargo público con decisión de vidas y haciendas. Entonces se comprenderá la gran verdad: hay
un Espíritu Supremo que tiende al punto medio y favorece la justicia. El
Maestro lo llamó Tao. Es el punto de equilibrio eterno que se mueve por las
obras de los seres, pero que siempre se desplaza al punto medio. El problema radica que cuando se desplaza,
arrasa. Esta es una realidad constante,
por encima de los cambios, por ello el Maestro dice: “Conocer la armonía es
percibir la permanencia; conocer la permanencia es percibir la iluminación”. Entonces al saber que todo vuelve al punto
medio, gobernar es buscar la armonía, armonizar fuerzas. “El mundo es un vaso sagrado que no puede ser
rectificado, tratar de cambiarlo es arruinarlo, intentar sujetarle es perderlo”,
dice el Maestro, esto se refiere que el punto medio siempre se manifiesta y que
todo desbalance es siempre momentáneo.
Por eso dice que si quieres que algo caiga, ayúdalo a subir. La armonía es el ideal, porque si se logra el
balance adecuado los demonios se alejan y la vida se hace amable. Esto requiere sacrificios y la sociedad
actual debería optar por medidas para controlar la población. El desbalance poblacional rompe los aparatos
productivos, aparece la delincuencia, la revolución y la guerra. La justicia social no es más que acomodos que
conducen al punto medio, pero las más de las veces solo produce cambio de
elites. En definitiva Lao Tse sabía que
siempre existe un punto medio eterno y poderoso y por ello dijo: Se puede amar
al pueblo y gobernarlo sin otra pretensión.
Es decir buscando siempre la armonización de fuerzas, que en definitiva
es lo único que puede hacer el gobernante.
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