sábado, 31 de diciembre de 2011

Caminamos

Soy un místico que he unido la adoración al Dios Único que puede castigarnos en cualquier momento, actitud de los judíos ortodoxos, con el casi ateismo de Lao Tse cuya fórmula para arribar al Tao, ese Espíritu Infinito que se asemeja al Dios de los judíos, es el vacío perfecto.

Si concluimos que Dios es uno solo, por cualquier camino llegaremos a El, pero mi formula quizá abre una perspectiva de realismo y redescubrimiento de lo que es el Señor.

Esta fórmula une las visiones de Lao Tse sobre el Tao, con las duras pruebas del pueblo judío en su búsqueda de una vida mejor. Quizá existe un punto medio que pueda beneficiar a todos.

sábado, 15 de octubre de 2011

Creo

Creo en un Universo que es común a todos los seres existentes.

Hay un Sentido que mantiene el orden y el equilibrio de este Universo.

Este Sentido puede llamársele Tao, o Espíritu Supremo Rector del Universo.

Este Espíritu anima el sentido de equidad y castiga las injusticias.

Las injusticias se dan cuando hay exceso de las fuerzas antagónicas, abuso.

Los abusos nunca han de parar porque las fuerzas antagónicas pugnan eternamente.

El Espíritu Supremo ve con buenos ojos la armonía y el balance de opuestos.

La armonía entrona la paz y la abundancia, porque el Espíritu Supremo la bendice.

No creo en sectarios y ni en iglesias católicas.

La verdadera sabiduría es imparcial y eterna.

El que sirve al Espíritu Supremo no debe tener sectarismos.

El sectario no es sabio, el sabio no es sectario.

En el vacío se abre la puerta.

La armonía corre los cerrojos.

La armonía dulcifica el mundo.

Ibarra, a 15 de octubre del 2011

domingo, 29 de mayo de 2011

Rokefeler Center, New York, 22 de mayo del 2011

Los Jasidim y el Taoísmo

Tengo presente en mis pensamientos y sigo la óptica de Lao Tse. Pero mi taoísmo filosófico se inclina al misticismo de los jasidim, un movimiento religioso judío de algunos siglos atrás en Europa. Los jasidim fueron una respuesta al estancamiento e imposibilidad de ver realizados los sueños del judaísmo, entre ellos el retorno a Jerusalén. Los jasidim se volvieron al misticismo, al refugio en el Dios Único que no tiene forma.

He adecuado el concepto del Tao con el del Dios Único, es para mí el Espíritu Rector del Universo. Porque mis raíces judías me impiden ver como algo insípido al Tao, tengo en mi alma el misticismo jasidim y no encuentro problema en ver al Tao como ese Espíritu que tutela el Universo y que tiene lineamientos predecibles que Lao Tse explica en su tratado Tao Te Ching.

Los místicos chinos han teorizado y divagado sobre el Tao, al punto de relatar leyendas donde sabios chinos han definido al Tao como Tao a secas. Pero a mi modo de ver jasidim, hay una gran relación entre el Dios Único que tutela el Universo y el Tao.

Esta visión amalgama oriente y occidente y no encuentro divergencia alguna. Sí hay limitantes, el Dios que generalmente enfocan los occidentales tiene propósitos y principio y fin. El Tao no tiene principio y fin, sus propósitos son simples: el punto medio y la justicia. Pero el Tao reina en el Universo, tiene reglas y lógica que ha señalado Lao Tse. El que el Dios Único no tenga propósitos sectarios ni principio ni fin, es un aporte oriental que no desdibuja la majestad del Espíritu Supremo, lo hace accesible a la visión jasidim. Estos místicos se diluían en el Señor. Los místicos Taoístas se diluían en el Tao.

Quizá para los orientales decir que el Tao es el Espíritu Rector del Universo y relacionado con el Dios Único de los Judíos sea una decepción a los quiebres mentales de los maestros taoístas, pero yo no le encuentro problema. Es más yo los he amalgamado y por ello mi taoísmo es un sentimiento nacido de la unión de oriente y occidente.

viernes, 27 de mayo de 2011


Artesanos de la Pluma sacó una edición del librito “Homenaje al Viejo Maestro, Lao Tse” en enero del 2010.

Esta obra obedece a una edad madura donde un burócrata, Fernando Moreno Almeida, se identifica con otro burócrata Lao Tse 600 años antes de Cristo, y le rinde homenaje con una serie de artículos que siguiendo los parámetros del Tao Te Ching, libro atribuido a Lao Tse, interpreta la historia, trata asuntos del derecho, el destino y adivina el sentir del Espíritu Supremo.

Lao Tse delineò el Tao, Moreno Almeida lo tamiza con sus bases occidentales y deduce que es el Espíritu Supremo Rector del Universo. El modo de operar de este Espíritu puede ser predecible según las observaciones del Maestro que amplifica Moreno.

sábado, 7 de mayo de 2011

El Maestro que nos guía

Con la apertura liberal de las sociedades occidentales, se nos ha facilitado acceder a todas las corrientes filosóficas y religiosas del mundo. Esta libertad es una bendición para quienes hemos podido discernir y elegir con propiedad. Libertad peligrosa para los espíritus débiles y poco dotados. En todo caso para mí sí ha sido una bendición.

Los maestros que asoman en la historia de la humanidad están adornados por la devoción de sus seguidores. Muchos de ellos si los pusiéramos en un plano humano, tendrían graves falencias y algunos estarían en la corriente de la demencia y cerca de la delincuencia. Subvertir el orden público y manipular las masas eran uno de sus cometidos.

Yo he observado con frialdad a los maestros, he reconocido mi animalidad y he mirado en esa dirección. Hay muchos maestros pero para citar los más importantes diremos que:

Uno ha explotado la animalidad con éxito, un amplio sector de la humanidad lo sigue, y por él quien sabe si se acabará la civilización.

Otro explotó la ingenuidad y el deseo de ser dioses que tenemos los humanos, sus doctrinas conducen a la enajenación y son caldo de cultivo para los tiempos turbios que vivimos.

Otro igualmente es idealista y parte de visiones quiméricas. Muchos lo siguen, en todo caso es tolerante y hay flexibilidad.

Yo prefiero a Lao Tse, maestro de la China anterior a Cristo, se ha tejido el culto y es un dios para los chinos taoístas, lo adornan de leyendas y mitos. Para mí que he desmitificado con la luz de la razón a los maestros, lo veo como un hombre superior que trajinó en un mundo hostil con soberanos déspotas y donde era fácil perder la vida. Su libro Tao Te Ching nos abre las puertas de su pensamiento, y lo vemos como un hombre sumamente práctico, que sabe sintetizar, que da fórmulas, que explica el mundo. Este Maestro tuvo que medir sus palabras y arrimar el hombro en las tareas de gobierno del soberano a quien servía. Tal vez fue eunuco, cosa corriente en esa fecha puesto que los funcionarios íntimos del soberano entraban a la ciudad prohibida donde tenía gran cantidad de mujeres y estos soberanos con un ego crecido y poder omnímodo salían castrar a sus empleados de palacio para asegurarse de que no habría prole ilegítima. Esta situación que constituirá una revelación para los estudiosos, para mí es posible y deduce las ópticas del Maestro. Con mirada occidental de avanzada, que el Maestro haya sido eunuco no le quita méritos, nos recuerda lo difícil de la vida y la tremenda objetividad de su mensaje que entraña una mentalidad dúplex, propia de personajes andróginos.

Mi preferencia por Lao Tse deriva de algunas coincidencias, él fue un burócrata, que es mi condición por muchos años, los dos hemos tenido que lidiar con situaciones difíciles, porque difícil es la vida cualquier época que sea. El ser burócrata entraña someterse a otras voluntades: las que sirvió Lao Tse eran déspotas y peligrosos; los míos, tratándose de los políticos que suelen decidir en última instancia los puestos de jueces, podríamos atribuirles que son tramposos y manipuladores. La forma de tratar a estos jefes que destila el Maestro es eterna. El Maestro seguramente fue consejero real, de alguna manera debió intervenir en los asuntos de Estado, tenía que velar por la paz del país, el objetivo último de administrar justicia, lo que ha sido mi oficio en estos casi treinta años de servicio. El Maestro era muy práctico y concreto, asunto que suelo intentar en mis acciones. Felizmente no he sufrido atentados a mi virilidad, como podría haber sufrido él, lo que no está comprobado, pero coincidimos en la realidad de sus visiones. En todo caso una mentalidad dúplex, es decir que use ambos hemisferios del cerebro, no es necesariamente fruto de un eunuco o un homosexual, una persona sensible y pasiva puede alcanzar esta objetividad.

Lao Tse en su libro no propuso ninguna quimera, ningún asunto iluso o imposible, eso es lo que me atrae y lo admiro. El taoísmo religioso incurre en los defectos de todas las religiones, pero el libro dejado por el Maestro, el Tao Te Ching, es un monumento que prevalecerá por siempre. Siento su realidad en mis años de servicio. Le siento cerca.

domingo, 16 de enero de 2011

Articulo que contiene elementos de Homenaje al Viejo Maestro:

El Sectarismo


Una cosa que se aprende al acercarse al Espíritu Supremo es lo banal del sectarismo. Quienes creen tener razón y privilegios optan por el sectarismo. Esto porque en un principio toda religión o poder humano nacía formando una poblada, un grupo; y una forma de mantener la cohesión del rebaño era apelar al sectarismo.

La verdadera inspiración divina del accionar humano es altruista y libre del sectarismo. Para llegar al Espíritu Supremo debemos comparecer a la morada celestial sin pretensiones ni prejuicios. Solo entonces podremos ser útiles.

Mientras más negativo es el ser humano, más sectario; mientras más elevado, no tiene fronteras. Una mente abierta se proyecta al Universo. Un sectario pretende controlar al Universo.

No creo que exista ningún pacto, no creo en el mesías, ni en los salvadores. Hay una Tierra, un Cielo, un Universo. El ser humano es una criatura pensante que debe tomar conciencia del mundo interactivo de la naturaleza. El ser humano en bruto es un sectario, cuando evoluciona a la sabiduría se convierte en el cuarto poder. El sabio interactúa con las fuerzas del cosmos, galvaniza fuerzas. Pero al igual que el Tao de Lao Tse, no hace de señor y dueño, renuncia al mérito, borra los pasos.

Refiere el Maestro que los gobernantes inferiores serán amados u odiados. Quien bien conduce a los hombres se mantiene detrás, valora la no acción, interviene lo menos posible, armoniza las fuerzas en conflicto, borra las huellas.

Para el hombre común las pobladas, los partidos políticos, las naciones, las religiones, son su medio de engrandecimiento. Para el hombre sabio son una carga, un yugo que hay que llevar para atemperar el dolor y hacer menos dura la vida.

Las religiones occidentales son sectarias, y eso es un error que nos está llevando al Apocalipsis. Y al decir religiones occidentales junto el judaísmo, cristianismo e islam.

Felizmente occidente ha evolucionado a la libertad de cultos, la tolerancia y el pluralismo. Tal vez el simple respeto a la individualidad y al derecho de disentir sería suficiente. Pero para que estos valores eviten el Apocalipsis debemos renunciar al sectarismo.

Para renunciar al sectarismo debemos reconocer nuestra animalidad, nuestra fragilidad frente al Universo, la existencia de diversidad e interrelación entre los seres que pueblan la Tierra, a que somos falibles y poco conocemos. Saber reconocer que haciendo el vacio, no causando mal a nadie, buscando la justicia y cumpliendo primeramente nuestras obligaciones sin pedir nada a cambio, abriremos la puerta de la sabiduría que es lo contrario al sectarismo. Debemos comprender que hay un Espíritu Supremo que se encarga de las cosas del Universo, y que aproximándonos a Él tendremos cobijo y protección. El ser humano debe entender al Espíritu Supremo y seguir su pulso, y no desfallecer ni intentar suplantarlo, solo seguirlo. El sino del Tao, del Espíritu Supremo es la equidad, el equilibrio, la armonía, a eso debemos aspirar y ayudar a los esfuerzos del Espíritu Supremo en esta instancia material.

El Espíritu Supremo es como el mar, recibe todos los afluentes. El Espíritu Supremo no conoce de formulas ni de pergaminos, solo ve el fondo del alma. El Espíritu Supremo no conoce de cofradías ni de cuestiones sectarias, solo ve el punto de equilibrio y la supremacía de la justicia.

Los sectarios llegan lejos pero nunca conquistan el mundo, porque el mundo es un vaso sagrado que está constituido por los diez mil seres. No se puede abarcarlo suprimiendo a sus elementos, porque transmuta y se subdivide.

Solo el sabio puede entender al Espíritu Supremo, y esta visión es ajena al sectarismo aun que en algún momento se apoye a tal o cual grupo. El objetivo del sabio es alcanzar la armonía, y eso significa mantener el orden en la diversidad, dar un lugar a cada ser del Universo, y evitar los excesos.


Reflexiòn:

Ha llegado un momento en que las personas pensantes deben abordar la cuestión que la raza humana está destruyendo la Tierra. Políticas demográficas y leyes que limiten la natalidad irresponsable deben emitirse.

Se debe dejar de satanizar el sexo no procreativo, los métodos anticonceptivos deben fomentarse masivamente, y si la religión no puede ofrecer otra opción al menos guardar silencia sería conveniente.

La humanidad ya ha sufrido el exceso poblacional. Los antiguos lidiaron con este asunto mediante las guerras, las revoluciones, la delincuencia, los sacrificios humanos, e inclusive en épocas terribles el canibalismo.

La humanidad no puede pedir al Espíritu Supremo que ensanche el globo y eclosiones más continentes, debe limitar su crecimiento.

La historia está plagada de guerras, revoluciones, eclosión de la delincuencia, y ante esto ¿cuál ha sido la respuesta neta de la naturaleza? : La muerte. Baños de sangre, sacrificios humanos, donde los autos de fe de la inquisición se inscriben en este contexto.

Hubo sociedades caníbales como los mayas y los aztecas.

Si no queremos que vuelvan los dioses sanguinarios, menester es abordar con seriedad el crecimiento indiscriminado de la población.

En todo caso no desfallezcamos, ya el Tao se mueve y si no lo observamos tal vez las cosas se acomoden de manera dramática.