domingo, 29 de mayo de 2011

Rokefeler Center, New York, 22 de mayo del 2011

Los Jasidim y el Taoísmo

Tengo presente en mis pensamientos y sigo la óptica de Lao Tse. Pero mi taoísmo filosófico se inclina al misticismo de los jasidim, un movimiento religioso judío de algunos siglos atrás en Europa. Los jasidim fueron una respuesta al estancamiento e imposibilidad de ver realizados los sueños del judaísmo, entre ellos el retorno a Jerusalén. Los jasidim se volvieron al misticismo, al refugio en el Dios Único que no tiene forma.

He adecuado el concepto del Tao con el del Dios Único, es para mí el Espíritu Rector del Universo. Porque mis raíces judías me impiden ver como algo insípido al Tao, tengo en mi alma el misticismo jasidim y no encuentro problema en ver al Tao como ese Espíritu que tutela el Universo y que tiene lineamientos predecibles que Lao Tse explica en su tratado Tao Te Ching.

Los místicos chinos han teorizado y divagado sobre el Tao, al punto de relatar leyendas donde sabios chinos han definido al Tao como Tao a secas. Pero a mi modo de ver jasidim, hay una gran relación entre el Dios Único que tutela el Universo y el Tao.

Esta visión amalgama oriente y occidente y no encuentro divergencia alguna. Sí hay limitantes, el Dios que generalmente enfocan los occidentales tiene propósitos y principio y fin. El Tao no tiene principio y fin, sus propósitos son simples: el punto medio y la justicia. Pero el Tao reina en el Universo, tiene reglas y lógica que ha señalado Lao Tse. El que el Dios Único no tenga propósitos sectarios ni principio ni fin, es un aporte oriental que no desdibuja la majestad del Espíritu Supremo, lo hace accesible a la visión jasidim. Estos místicos se diluían en el Señor. Los místicos Taoístas se diluían en el Tao.

Quizá para los orientales decir que el Tao es el Espíritu Rector del Universo y relacionado con el Dios Único de los Judíos sea una decepción a los quiebres mentales de los maestros taoístas, pero yo no le encuentro problema. Es más yo los he amalgamado y por ello mi taoísmo es un sentimiento nacido de la unión de oriente y occidente.

viernes, 27 de mayo de 2011


Artesanos de la Pluma sacó una edición del librito “Homenaje al Viejo Maestro, Lao Tse” en enero del 2010.

Esta obra obedece a una edad madura donde un burócrata, Fernando Moreno Almeida, se identifica con otro burócrata Lao Tse 600 años antes de Cristo, y le rinde homenaje con una serie de artículos que siguiendo los parámetros del Tao Te Ching, libro atribuido a Lao Tse, interpreta la historia, trata asuntos del derecho, el destino y adivina el sentir del Espíritu Supremo.

Lao Tse delineò el Tao, Moreno Almeida lo tamiza con sus bases occidentales y deduce que es el Espíritu Supremo Rector del Universo. El modo de operar de este Espíritu puede ser predecible según las observaciones del Maestro que amplifica Moreno.

sábado, 7 de mayo de 2011

El Maestro que nos guía

Con la apertura liberal de las sociedades occidentales, se nos ha facilitado acceder a todas las corrientes filosóficas y religiosas del mundo. Esta libertad es una bendición para quienes hemos podido discernir y elegir con propiedad. Libertad peligrosa para los espíritus débiles y poco dotados. En todo caso para mí sí ha sido una bendición.

Los maestros que asoman en la historia de la humanidad están adornados por la devoción de sus seguidores. Muchos de ellos si los pusiéramos en un plano humano, tendrían graves falencias y algunos estarían en la corriente de la demencia y cerca de la delincuencia. Subvertir el orden público y manipular las masas eran uno de sus cometidos.

Yo he observado con frialdad a los maestros, he reconocido mi animalidad y he mirado en esa dirección. Hay muchos maestros pero para citar los más importantes diremos que:

Uno ha explotado la animalidad con éxito, un amplio sector de la humanidad lo sigue, y por él quien sabe si se acabará la civilización.

Otro explotó la ingenuidad y el deseo de ser dioses que tenemos los humanos, sus doctrinas conducen a la enajenación y son caldo de cultivo para los tiempos turbios que vivimos.

Otro igualmente es idealista y parte de visiones quiméricas. Muchos lo siguen, en todo caso es tolerante y hay flexibilidad.

Yo prefiero a Lao Tse, maestro de la China anterior a Cristo, se ha tejido el culto y es un dios para los chinos taoístas, lo adornan de leyendas y mitos. Para mí que he desmitificado con la luz de la razón a los maestros, lo veo como un hombre superior que trajinó en un mundo hostil con soberanos déspotas y donde era fácil perder la vida. Su libro Tao Te Ching nos abre las puertas de su pensamiento, y lo vemos como un hombre sumamente práctico, que sabe sintetizar, que da fórmulas, que explica el mundo. Este Maestro tuvo que medir sus palabras y arrimar el hombro en las tareas de gobierno del soberano a quien servía. Tal vez fue eunuco, cosa corriente en esa fecha puesto que los funcionarios íntimos del soberano entraban a la ciudad prohibida donde tenía gran cantidad de mujeres y estos soberanos con un ego crecido y poder omnímodo salían castrar a sus empleados de palacio para asegurarse de que no habría prole ilegítima. Esta situación que constituirá una revelación para los estudiosos, para mí es posible y deduce las ópticas del Maestro. Con mirada occidental de avanzada, que el Maestro haya sido eunuco no le quita méritos, nos recuerda lo difícil de la vida y la tremenda objetividad de su mensaje que entraña una mentalidad dúplex, propia de personajes andróginos.

Mi preferencia por Lao Tse deriva de algunas coincidencias, él fue un burócrata, que es mi condición por muchos años, los dos hemos tenido que lidiar con situaciones difíciles, porque difícil es la vida cualquier época que sea. El ser burócrata entraña someterse a otras voluntades: las que sirvió Lao Tse eran déspotas y peligrosos; los míos, tratándose de los políticos que suelen decidir en última instancia los puestos de jueces, podríamos atribuirles que son tramposos y manipuladores. La forma de tratar a estos jefes que destila el Maestro es eterna. El Maestro seguramente fue consejero real, de alguna manera debió intervenir en los asuntos de Estado, tenía que velar por la paz del país, el objetivo último de administrar justicia, lo que ha sido mi oficio en estos casi treinta años de servicio. El Maestro era muy práctico y concreto, asunto que suelo intentar en mis acciones. Felizmente no he sufrido atentados a mi virilidad, como podría haber sufrido él, lo que no está comprobado, pero coincidimos en la realidad de sus visiones. En todo caso una mentalidad dúplex, es decir que use ambos hemisferios del cerebro, no es necesariamente fruto de un eunuco o un homosexual, una persona sensible y pasiva puede alcanzar esta objetividad.

Lao Tse en su libro no propuso ninguna quimera, ningún asunto iluso o imposible, eso es lo que me atrae y lo admiro. El taoísmo religioso incurre en los defectos de todas las religiones, pero el libro dejado por el Maestro, el Tao Te Ching, es un monumento que prevalecerá por siempre. Siento su realidad en mis años de servicio. Le siento cerca.